miércoles, 26 de junio de 2013

Qué siento durante una sesión

Han sido varias las personas que me han preguntado qué siento cuando les realizo un masaje. Ellas siempre me describen su experiencia como algo que va más allá del masaje (de hecho esa es la intención, ya que trabajamos con la energía sexual) y como un "despertar" o un desbloqueo de algo en su interior que no saben describir en un primer momento. Otras mujeres lo que logran sentir es su propio bloqueo, tomando conciencia de ello, lo que les ayuda a encontrar una solución por ellas mismas.
Suelen ser tan claras esas sensaciones, que quieren saber si yo también he sentido esa energia recorriendo su interior y si no están sugestionandose (una posibilidad en ocasiones problable).

Las sensaciones que yo siento cuando realizo un masaje para mujeres son varias, y varían mucho de una mujer a otra y con la misma persona también varía de una sesión a otra, pero terminan coincidiendo con su estado, con sus bloqueos.

Esto ocurre porque estamos trabajando con energía, y la energía de cada persona no solo es distinta respecto a otra persona, sino que es distinta en la persona misma de un dia a otro debido a nuestro estado de ánimo. Pero para que podais entenderme, dejaré a un lado la sanación en si e intentaré ser más explícito, y así también intentar ayudar a todos aquellos hombres que quieran realizarles a su pareja un masaje, que sepan por dónde deben ir, aunque cada uno, logicamente,tenga sus propias experiencias.

Cuando he hablado en otras ocasiones de altruismo sexual, no sólo me refiero a entregarse por completo a la mujer en sus necesidades físicas ni sus deseos, sino también a no pensar en nada cuando estamos dando el masaje, a estar atento a su lenguaje corporal, a percibir todo y cuanto sucede bajo las manos e intentar interpretarlo. 

Las primeras sensaciones comienzan al colocar las manos encima de la piel. Al extender el aceite. Ahí comienzo a percibir la temperatura de la piel, su textura, sus pequeñas irregularidades, qué zonas son más blandas y cuales no, si hay tensiones, etc... Y me concentro en toda esa información porque al hacerlo, entro en una especie de meditación que me impide distraerme y me permite dar toda mi atención al masaje. 

Una vez extendido el aceite por todo el cuerpo realizo pases largos y suaves desde los tobillos hasta los hombros, para comprobar el grado de relajación de la receptora. Y poco a poco voy aumentando la presión sin variar la velocidad. Durante el masaje corporal masajeo el tiempo que sea necesario para conseguir una relajación completa, sin prisa ni intenciones, sólo me limito a masajear y "escuchar" su cuerpo. También voy percibiendo su energía, cómo la energía sexual va despertando y aumentando. Esta sensación va más allá del simple tacto, es más bien una especie de cosquilleo bajo la yema de los dedos, una vibración muy sutil que va en aumento acompañado de una especie de calor distinta a la que desprende el cuerpo.

Esa misma percepción de la energía es la que me va indicando dónde pasar de nuevo mis manos, si debo continuar o parar, si estar más tiempo o pasar a otra zona.

Quizás todo esto pueda parecer dificil pero con la práctica, cualquier hombre podrá dar la respuesta correcta a su pareja durante el masaje. Mi recomendación es que no se piense en nada, sino sólo prestar atención a todo lo que sucede bajo las manos y hacer caso de la intuición.

Cuando paso al masaje genital, las sensaciones percibidas se convierten en imágenes, en conocimiento guiado por la intuición. Y cada sesión es muy distinta, dependiendo de las necesidades de cada mujer.

Una vez visualicé un globo, un globo enorme que iba hinchandose a medida q realizaba el masaje, hasta que chocaba con un techo. La sensación era que el globo necesitaba romper ese techo para salir flotando y recuperar la libertad. Era como si ese techo impidiera que se hinchara en toda su capacidad. Pero tampoco el globo se atrevía a hincharse más, pues temía explotar antes de conseguir romper el techo. Al comentarlo con la receptora, el globo resulto ser su deseo, su ansia de disfrutar de su sexualidad y el techo, la barrera que se imponía ella misma al hacer el amor porque de algún modo le daba miedo perder el control de lo que sentía si se dejaba llevar. Pero con el masaje pudimos ablandar el techo, hinchar el globo más y más hasta que esa mujer pudo liberarse de la barrera que ella misma había creado y disfrutar plenamente del sexo.

Con cada masaje de sanación sexual, percibo una imagen distinta o unas sensaciones que unidas a lo percibido por la mujer ayuda a entender el bloqueo, por lo que hablar de lo sucedido durante el masaje es tan importante como la conversación previa y el propio masaje.







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