sábado, 18 de mayo de 2013

Olvidarse de lo importante...

Hace un par de días, viajando en el metro escuché a unos jovenes hablando de "técnicas" sexuales, presumiendo de lo habilidosos que eran unos y riendose de lo poco q sabían otros.

Cuando se es joven sólo se intenta destacar, ser el mejor en algo y que te admiren tus amigos; alimentamos al ego hasta limites insospechados, aunque considero que se trata de parte del proceso evolutivo, del desarrollo de la personalidad.

Lo que me llama la atención es que muchas de las habilidades de las que hablaban y presumian de dominar, las han sacado de internet, de esas miles de páginas que explican cómo convertirte en un gran amante, en el mejor.

Y eso me explica las numerosas insatisfacciones con las que acuden a mis sesiones las mujeres.

Algunos hombres piensan que conocer la anatomía femenina, distintos tipos de técnicas de cama y ser vigorosos es suficiente para dar satisfacción y placer a una mujer. Y cuando se acuestan con una mujer solo esperan el reconocimiento, el aplauso de lo bien que lo han hecho, cómo han sabido excitarlas, cómo sabían dónde tocarlas; tristemente la mayoría les da el gusto y si te he visto no me acuerdo. Y si topan con una mujer que no temen decir la verdad y les cuentan que no han tenido ningún orgasmo, les hacen entender que el problema es de ellas, porque ellos saben lo que hacen.

Y para una noche puede estar muy bien (o no) pero resulta que a ese tipo de hombres se les olvida lo más importante... Ellas. Cuando sólo se preocupan de sus egos, de que se les reconozcan como estupendos amantes, se olvidan del verdadero placer de la mujer, de saber qué les gusta realmente, de hablar con ellas, preguntarles y disfrutar en pareja.

Y la unica solución está en la propia mujer. En que tienen que recordarles a los hombres lo que es verdaderamente importante: conocerse y disfrutar del otro. Explorarse y jugar, experimentar juntos. Las mujeres tienen que tomar el control de su propia sexualidad, pedir, hablar, guiar. Conocerse para dar a conocerse. Y tener claro que el sexo no es una carrera, ni un concurso, sino una forma de expresión de dos almas...



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