Son muchas las razones por las que una mujer acude a una de
mis sesiones, pues la sanación emocional y sexual abarca un amplio espectro, pero
hoy quiero hablar de una razón por la que últimamente están acudiendo más
mujeres: La insatisfacción orgásmica.
Esta insatisfacción a la larga genera una insatisfacción mayor
por el resto de aspectos de nuestra vida (imagen personal, estilo de vida,
pareja, familia, alimentación…) y nada de lo que hagamos calma la ansiedad
producida por un tiempo duradero. Hagamos lo que hagamos siempre vuelve.
Generando a la vez tensión, tristeza, rabia, malhumor… ocultando poco a poco el
origen hasta que somos incapaces de reconocer la insatisfacción sexual como el
verdadero problema. Es más, cuando se hace referencia al orgasmo, la mayoría
dicen que todo es perfecto, pues han asimilado su situación como algo normal,
ellas son así y no hay más vuelta de hoja. Su estado se debe a otra causa. O
incluso creen que el sexo es así.
A todas estas mujeres, cuando son conscientes de su
insatisfacción orgásmica y deciden ponerle remedio, acuden a profesionales que suelen mandarles un
ejercicio muy bueno: Coger un espejo y observarse su vulva, pues muchas de
ellas jamás se han parado a mirarla con detenimiento; después se debe tocar y
explorar para finalmente comenzar a masturbarse y buscar su placer y así
repetirlo a lo largo de los días hasta llegar a experimentar el orgasmo. Y es
un ejercicio muy bueno porque ¿cómo pretender que nuestro compañero sexual nos
proporcione placer y orgasmos cuando no somos capaces de hacerlo por nosotras
mismas? Si no nos conocemos a nosotras mismas, dónde nos gusta y cómo nos gusta
¿Cómo puede otra persona conseguirlo?
Pero a veces este ejercicio puede convertirse en una caza de
gamusinos. Si nunca hemos experimentado un orgasmo pleno, libre, de esos que
aturden la mente por segundos… ¿cómo buscarlo por nosotras mismas? ¿Cómo saber
que lo hemos encontrado?
Una manera eficaz de conseguirlo es trabajando la propia energía sexual, ya sea a través de talleres, ejercicios o masaje, pues permite a la mujer desarrollar y recuperar la sensibilidad y
sensualidad de su cuerpo y disfrutar de las sensaciones placenteras en toda su
plenitud eliminando cualquier tipo de bloqueo. Todo esto da una guía de qué se debe sentir y experimentar. Se aprende que sí existe la capacidad de obtener no sólo
un orgasmo, sino varios. Y después, es bastante sencillo conseguir el orgasmo por
una misma tanto con la masturbación como en pareja, sin necesidad de que el compañero sexual se lo busque.
En mis años como sanador emocional y sexual he podido
encontrar tres causas que llevan a un bloqueo de la energía sexual y que
provoca esa insatisfacción y todas las
alteraciones emocionales que conlleva: La religión, los estereotipos y
el exceso de información.
Las religiones que declararon el
placer sexual como algo sucio y pecaminoso y condenando la sensualidad y el
deseo sexual, provocan en la persona barreras psicológicas para disfrutar
plenamente de la pareja sexual. Por otro lado, la sociedad actual ha creado
imágenes estereotipadas del “sexo autentico”. En cine y televisión los
protagonistas tienen posibilidades sexuales ilimitadas y gozan de orgasmos
impresionantes uno tras otro. Ambas posturas tienen consecuencias bastante
negativas: Por un lado aparecen los remordimientos y conflictos morales y
emocionales; por otro, un complejo de inferioridad por no cumplir las
expectativas del “autentico sexo” creado por la sociedad.
El tercer obstáculo radica en que
el conocimiento de muchas técnicas no es lo mismo que tener la capacidad de
elegir la técnica adecuada en un momento concreto para uno mismo y su pareja. Miramos
internet, leemos libros sobre técnicas sexuales y después las aplicamos sin ton
ni son, sin “escuchar” el cuerpo de nuestra pareja, el ritmo, sin pararnos a
disfrutar de lo que estamos haciendo.
En Oriente el sexo se utiliza
incluso para curar enfermedades y en Occidente a menudo provoca neurosis.
El hombre moderno ha perdido la
habilidad natural de disfrutar del sexo y ha convertido esta necesidad (tan
espontánea como la necesidad de respirar o alimentarse) en una cosa aislada,
rodeada de leyendas, prohibiciones y prejuicios.
El masaje en pareja por ejemplo, lo que
permite es activar y desarrollar la sensibilidad a la energía sexual. Una vez
activada, se comienza a mover en las direcciones adecuadas de forma intuitiva pasando por las diferentes zonas donde exista un estancamiento de la energía para restablecer
y reequilibrar cuerpo, mente y emociones.
Tanto trabajo, tanto estrés, etc…
provoca una baja motivación para dedicar tiempo al sexo y a desarrollar la
energía sexual, lo que conlleva a una insatisfacción cada vez mayor; si no se
obtienen resultados (orgasmos simultáneos, orgasmos increíbles y siempre, etc…)
se pierde la fe rápidamente, no hay paciencia para disfrutar y esto aumenta la
ansiedad; Y ocupamos tanto tiempo a cosas banales que apenas nos quedan horas
libres para hacer el amor.
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