miércoles, 16 de octubre de 2013

Mujer y orgasmo: Cuando el placer se resiste

Son muchas las razones por las que una mujer acude a una de mis sesiones, pues la sanación emocional y sexual abarca un amplio espectro, pero hoy quiero hablar de una razón por la que últimamente están acudiendo más mujeres: La insatisfacción orgásmica.

Esta insatisfacción a la larga genera una insatisfacción mayor por el resto de aspectos de nuestra vida (imagen personal, estilo de vida, pareja, familia, alimentación…) y nada de lo que hagamos calma la ansiedad producida por un tiempo duradero. Hagamos lo que hagamos siempre vuelve. Generando a la vez tensión, tristeza, rabia, malhumor… ocultando poco a poco el origen hasta que somos incapaces de reconocer la insatisfacción sexual como el verdadero problema. Es más, cuando se hace referencia al orgasmo, la mayoría dicen que todo es perfecto, pues han asimilado su situación como algo normal, ellas son así y no hay más vuelta de hoja. Su estado se debe a otra causa. O incluso creen que el sexo es así.
Y aunque parezca difícil de creer, y más en una sociedad como la actual donde la liberación sexual femenina es un hecho, existen mujeres que no han experimentado nunca un orgasmo, independientemente de si han tenido una o varias parejas sexuales. Y no haber experimentado nunca un orgasmo no significa no tener capacidad de obtenerlos. Otras mujeres consiguen el orgasmo sólo estimulándose ellas mismas, pero nunca con su pareja; y hay un tercer grupo de mujeres que logran llegar al orgasmo tanto solas como con su pareja, pero sin conseguirlo todas la veces ni llegar a ser totalmente satisfactorio, sintiendo en ocasiones algo de dolor a la penetración de su pareja y/o de un juguete sexual.

A todas estas mujeres, cuando son conscientes de su insatisfacción orgásmica y deciden ponerle remedio, acuden a profesionales que suelen mandarles un ejercicio muy bueno: Coger un espejo y observarse su vulva, pues muchas de ellas jamás se han parado a mirarla con detenimiento; después se debe tocar y explorar para finalmente comenzar a masturbarse y buscar su placer y así repetirlo a lo largo de los días hasta llegar a experimentar el orgasmo. Y es un ejercicio muy bueno porque ¿cómo pretender que nuestro compañero sexual nos proporcione placer y orgasmos cuando no somos capaces de hacerlo por nosotras mismas? Si no nos conocemos a nosotras mismas, dónde nos gusta y cómo nos gusta ¿Cómo puede otra persona conseguirlo?

Pero a veces este ejercicio puede convertirse en una caza de gamusinos. Si nunca hemos experimentado un orgasmo pleno, libre, de esos que aturden la mente por segundos… ¿cómo buscarlo por nosotras mismas? ¿Cómo saber que lo hemos encontrado?

Una manera eficaz de conseguirlo es trabajando la propia energía sexual, ya sea a través de talleres, ejercicios o masaje, pues permite a la mujer desarrollar y recuperar la sensibilidad y sensualidad de su cuerpo y disfrutar de las sensaciones placenteras en toda su plenitud eliminando cualquier tipo de bloqueo. Todo esto da una guía de qué se debe sentir y experimentar. Se aprende que sí existe la capacidad de obtener no sólo un orgasmo, sino varios. Y después, es bastante sencillo conseguir el orgasmo por una misma tanto con la masturbación como en pareja, sin necesidad de que el compañero sexual se lo busque.

En mis años como sanador emocional y sexual he podido encontrar tres causas que llevan a un bloqueo de la energía sexual y que provoca esa insatisfacción y todas las  alteraciones emocionales que conlleva: La religión, los estereotipos y el exceso de información.

Las religiones que declararon el placer sexual como algo sucio y pecaminoso y condenando la sensualidad y el deseo sexual, provocan en la persona barreras psicológicas para disfrutar plenamente de la pareja sexual. Por otro lado, la sociedad actual ha creado imágenes estereotipadas del “sexo autentico”. En cine y televisión los protagonistas tienen posibilidades sexuales ilimitadas y gozan de orgasmos impresionantes uno tras otro. Ambas posturas tienen consecuencias bastante negativas: Por un lado aparecen los remordimientos y conflictos morales y emocionales; por otro, un complejo de inferioridad por no cumplir las expectativas del “autentico sexo” creado por la sociedad.

El tercer obstáculo radica en que el conocimiento de muchas técnicas no es lo mismo que tener la capacidad de elegir la técnica adecuada en un momento concreto para uno mismo y su pareja. Miramos internet, leemos libros sobre técnicas sexuales y después las aplicamos sin ton ni son, sin “escuchar” el cuerpo de nuestra pareja, el ritmo, sin pararnos a disfrutar de lo que estamos haciendo.

En Oriente el sexo se utiliza incluso para curar enfermedades y en Occidente a menudo provoca neurosis.

El hombre moderno ha perdido la habilidad natural de disfrutar del sexo y ha convertido esta necesidad (tan espontánea como la necesidad de respirar o alimentarse) en una cosa aislada, rodeada de leyendas, prohibiciones y prejuicios.

El masaje en pareja por ejemplo, lo que permite es activar y desarrollar la sensibilidad a la energía sexual. Una vez activada, se comienza a mover en las direcciones adecuadas de forma intuitiva pasando por las diferentes zonas donde exista un estancamiento de la energía para restablecer y reequilibrar cuerpo, mente y emociones.

Tanto trabajo, tanto estrés, etc… provoca una baja motivación para dedicar tiempo al sexo y a desarrollar la energía sexual, lo que conlleva a una insatisfacción cada vez mayor; si no se obtienen resultados (orgasmos simultáneos, orgasmos increíbles y siempre, etc…) se pierde la fe rápidamente, no hay paciencia para disfrutar y esto aumenta la ansiedad; Y ocupamos tanto tiempo a cosas banales que apenas nos quedan horas libres para hacer el amor.

Por esto anterior, para poder buscar, encontrar y disfrutar del orgasmo recomiendo tres cosas: Motivación, confianza y tiempo libre.


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